jueves, enero 12, 2006

Escribir por escribir

El golpe de la puerta cerrándose le despertó de su sueño. Estaban en otra estación de un lugar que no conocía. Abrió los ojos y miró a la gente por la ventana. Recibimientos, despedidas con sus alegrías y sus tristezas. Algo que él nunca tendría en este viaje, aunque tampoco lo esperaba.
El tren lentamente se puso de nuevo en marcha. Fue cogiendo velocidad poco a poco. Miró por la ventana y vio como corrían los árboles, las casas, las montañas… Veía como su perfil se desdibujaba y se alargaba.
De repente se le pasó algo por su imaginación: ¿y si era el tren el que estaba parado y lo que le rodeaba era lo que estaba en movimiento? Quizás las personas nunca se movían y eran los paisajes los que iban desplazándose: lentos, tranquilos o fugaces.
(continuará)