El viernes en la madrugada unos hombres volvían de hacer su faena en la mar. Volvían como muchas otras veces de la captura del rape (unos 300 kilos) en aguas francesas. Pero esta vez algo hizo que fuera distinto.Esta vez algo hizo que el barco naufragara y con él las ilusiones de cinco hombre y sus familias. Todavía se estan investigando las causas.La inexistencia de vías de agua en el casco hace que coga fuerza la idea de que la causa fuera un golpe de mar. El barco fue localizado a eso de las 9.00 horas a unos 17 con 5 km al norte de Punta Galea, tres horas más tarde de que saltara la radiobaliza del barco que advertía que el barco podía encontrarse en apuros y se pusiera en marcha el dispositivo de rescate. La embarcación estaba totalmente volcada.
Las labores de rescate se complicaron con el mal estado de la mar que impidió que se colocaran unas boyas que permitieran mantener a flote el barco de una manera estable.Aún así, se consiguió que no se hundiera. Dada la existencia de bolsas de aire había la esperanza de que alguno aun estuviera con vida. Pero por ahora todo se quedó en eso, en esperanzas.
Dos de los hombres fueron encontrados en las inmediaciones del barco. Luego el sabado por la mañana se encontró el cuerpo del patrón en su cabina de mando. Dentro de lo que cabe sus familias y amigos han tenido suerte y ahora podrán dar un último adios a estos tres marineros vecinos de Santoña.Para las familias de los otros dos marineros, aun queda lo peor: la interminable espera y la inaguantable angustía de no saber donde está el ser querido.
Esta pequeña población de 12.000 habitantes ha decretado cuatro días de luto oficial. Y es que aunque en estas últimas decadas se vivieron accidentes y desapariciones, la última vez que se produjo la perdida de toda una tripulación fue la noche del 8 al 9 de julio de 1936. En esa otra negra noche naufragó el 'Pósito I' y sus 16 tripulantes.
Así es el mar. Los manineros dan de comer a sus familias gracias al mar. Y son muchos los pueblos cuya economía está basada en la industría pesquera y todo lo que le rodea. Pero da la sensación de que el mar es rencoroso y que quiere cobrarse un cruel tributo por los servicios prestados. Son muchas las familias rotas. Son muchos los naufragios, los desaparecidos que siempre permaneceran en la memoria de los viejos lobos de mar que miran con añoranza y cierto dolor a ese mar que tanto da pero que tambien tanto quita.