En agosto de 410 la ciudad de Roma vivió un momento que sus gentes nunca pensaron que podía llegar. Siguiendo las órdenes de Alarico, (rey visigodo de la dinastía baltinga) los esclavos, aprovechando que sus amos dormían la siesta después de comer. Atacaron a los guardias y abrieron la puerta Salaria. De este modo tan sencillo fue como empezó el asalto al corazón del Imperio Romano. El asalto continuó durante 6 días. Los ciudadanos de Roma asistían horrorizados a lo que para ellos fue un gran golpe psicológico.
Alguno se preguntará. ¿y qué hizo Honorio, a la sazón emperador de Roma? Pues, la verdad viendo como recibió la noticia... poco se podía esperar de él:
Un esclavo llegó al lugar donde reposaba y le dijo que Roma había muerto. Honorio se sobresaltó y le contestó: Pero, si le acabo de dar de comer...
Y, es que Honorio pensaba que el esclavo estaba hablando de su gallo, ya que le había puesto el nombre de Roma. Cuando el esclavo le aclaró que estaba hablando de la ciudad de Roma.... Honorio respiró alividado.