Pongámonos en situación: un señor simula que está en un coche. Le rodean otros señores que simulan la misma situación. Esperan a sus hijos en la puerta del colegio. El primero admira los coches del resto que espera: vamos que les tiene envidia. Cuando le preguntan sobre su coche, se avergüenza y dice que no es su coche. Dice que es el coche de su mujer. Está claro que el objeto del anuncio es, que te darán dinero para que te compres un coche con el que ser más que los padres de los compañeros de colegio de tu hijo. Y es que no aprendemos. No está bien vivir por encima de las posibilidades de cada uno en tiempo de bonanza. Por más que se tenga dinero hay que usarlo con moderación. Si está mal en tiempo de bonanza, peor está en tiempo de crisis. Es triste que todavía se lleve eso de que no vamos a ser menos que los vecinos, amigos... que tienen tal coche, casa, van a tal sitio de vacaciones... No es una forma de pensar que lleve a ningún sitio.