domingo, agosto 07, 2005

Hiroshima y Nagasaki

CANTO A LOS MUERTOS DESCONOCIDOS DE HIROSHIMA
Eugen Jebeleanu
Recordad, eternamente recordad
a todos los muertos desconocidos de Hiroshima:
al viejo pescador que había tejido
con hebras de sol una nueva red
a través de la cual
brillaban los pétalos del océano
como violetas perfumadas;
al hombre caído frente a su casa
en el preciso instante en que sonriendo a los pequeños
les mostraba
una vieja bicicleta recién comprada
diciéndoles que con ella podía correr todavía un siglo;
recordad a las madres muertas junto a las cunas de sus hijos;
a los que sucumbieron en sus propios centros de trabajo
o a la muchacha que dentro de un cuarto de hora
debía encontrarse con su novio,
que volvía, herido, del frente, después de cuatro años;
a aquellos infelices que rezaban
en los templos, a las sombras y frescor de las fontanas;
recordad a los niños que nunca más volvieron
de la escuela y cuyos pequeños delantales
huérfanos, aún tendidos, se mecen ahora con el viento
mucho más triste que la muerte misma;
recordad, eternamente recordad a todos los muertos desconocidos de Hiroshima;
y no olvidéis jamás quién fue el asesino.
(1958)