martes, septiembre 16, 2008

La cara más dura de la edad.

Hace unos días fui a comprar unos billetes de Alsa. Cuando llegué a la oficina de venta había muchas personas. La mayoría de gente iba para ventas inmediatas. Estaban en una única fila que, cuando llegaban a las 2 ventanillas dispuestas para dicho fin, se bifurcaban. El caso que esperando que llegara mi turno en la fila para ventas anticipadas, en la que dicho de paso había mucho menos gente que en la otra, se acercaron 2 mujeres bastante mayores. Después de decirles que la fila donde debían comprar sus billetes parecía que se iban al final de la otra fila para esperar su turno. Pero solamente lo parecía. Una de las dos señores decidió que no tenía mucho tiempo como para estar esperando en una fila tan grande. Ni corta ni perezosa empezó a escalar posiciones. Vamos, ni las mejores remontadas en f1. Y no es que se colaran en una posición intermedia. En un segundo ya estaban delante de una de las taquillas ante los ojos asombrados del resto de las personas que esperaban. Para rematar la jugada, no solamente se colaron. Había una chica a la que estaban atendiendo. Pues bien, en un momento la apartó de la ventanilla. La chica no se lo podía creer. Ni ella ni nadie de los que estábamos viviendo la escena. Seguramente ninguno habíamos visto a alguien colarse de una forma tan descarada. Como decía otra señora, luego hablan de los jóvenes. Yo creo que en estas situaciones no importa la edad de la persona. En lo único en lo que se hubiera diferenciado la escena es que si ellas hubieran sido dos jóvenes la gente se habría quejado muchísimo más.
Debía ser el día para colarse porque otros dos señores aprovecharon para hacer lo mismo. Supongo que pensarían que si ellas lo hacían ¿qué razón había para no hacerlo ellos?