Os voy a comentar una oferta, aunque sea a toro pasado que me llamó poderosamente la atención. En estos momentos de crisis, nunca viene mal una generosa oferta. Os dejo la imagen con la susodicha:
¡¿y cómo no nos avisaste antes?! Seguramente os preguntaréis algunos. Sabías que daban dos, nada menos que dos albóndigas de pollo y... ¿no dijiste nada? Lo sé, lo sé, tenía que haber compartir una oferta tan generosa. Mea culpa. Yo tampoco fui a comprarla, sinceramente no habría sido capaz de escoger esas dos albóndigas extra. Tamaña decisión no es tan sencilla de tomar así en un pequeño lapso de tiempo. Ya sabéis, si alguna vez tenéis invitados y queréis ser unos buenos anfitriones. Le regaláis dos albóndigas de más y quedáis como reyes. Será por albóndigas.