El mejor ejecutivo es el que está sobrecargado y forzado al máximo, de esta manera no tiene tiempo para trivialidades ni para entrometerse o fastidiar a la gente.
Jack Weich.
El que mete las narices en todo acaba por no saber donde está el mal olor.
W. Güntersdorff
Cuando el hombre se mira mucho a sí mismo, llega a no saber cuál es su cara y cuál es su careta.
Pío Baroja
El amor es ciego, pero el matrimonio le devuelve la vista
Anónimo
Muchas de nuestras celebridades oratorias, al verse aplaudidas cuando saben poco del tema, acaban por acostumbrarse a ignorarlo por completo.
Santiago Ramón y Cajal.
Los españoles creernos automáticamente a pies juntillas, todo lo que puede desalentarnos.
Julián Marias.
