Vivimos día a día preocupados por nuestros pequeños problemas. Estamos enfrascados en ellos y nos parece que son unos problemas muy grandes y sin solución.
Sabemos que existe un tercer mundo, pero pocas veces nos acordamos de que existe un cuarto mundo. Personas que viven en la calle porque no tienen un lugar donde hacerlo. Muchas gente piensan que son gente diferente, fuera de la sociedad y por supuesto que a ellos nunca les pasara eso. Y no es así. A todos nos puede pasar acabar en esa situación.
Algunos de ellos, pocos, quizás hayan elegido esa vida cansados de la que antes vivían. Otros muchos no eligieron esa vida sino que acabaron allí por infortunados reveses del destino. Reveses que nadie quiere sufrir. Vernos solos y desprotegidos, al margen de la sociedad.
Y luego analizamos nuestra vida actual y nos da la sensación de que somos un poco egoistas al pensar que nuestros problemas son muy importantes. Buscar trabajo, temas amorosos... Deberíamos sentirnos afortunados por tener un techo sobre nuestra cabeza y comida todos los días. Muchas veces no valoramos los que tenemos porque siempre estamos buscando y deseando algo que no tenemos. Lo malo es que al final buscando eso perdamos también lo que tenemos.