sábado, diciembre 04, 2004

Lugares de ensueño a donde quiero ir (Petra)



Petra fue constrida en el S.III a.C. por los nabateos y destruida, según cuenta la Biblia, por la ira de Dios, ya que en la ciudad acabaron por morar los hijos de Esau enfrentados a sus hermanos los judíos. Ya en el neolítico, el territorio de Petra tuvo un poblado edomita. Luego, en el siglo VI se estableció por allí la tribu de los nabateos, nómadas procedentes del desierto arábigo, que lograron prosperidad mediante el saqueo y el comercio.
Aguantó la presión romana hasta el año 106 después de Cristo. Ese año, la ciudad pasó a integrarse en la provincia romana de Arabia. Petra se modernizó entonces, pero perdió vigor. Los nabateos declinaban en lo comercial, en tanto que florecía, al norte, la ciudad de Palmira.Hubo pronto un activo cristianismo en el lugar y una importante ciudad bizantina. Luego llegó la decadencia casi total bajo la dominación árabe. Aún estuvo vinculada a los cruzados durante algún tiempo y cayó en el olvido. La última cita histórica medieval fue del año 1267.
Jean Louis Burkhardt, nacido en Suiza en 1784, estudió el árabe y se convirtió al islam, cambiando su nombre por el de Ibrahim Bin Absukkah. Conoció en 1812 el territorio jordano y la caravana en la que viajaba en dirección a La Meca pasó cerca de Petra. Él redescubrió la ciudad oculta.
Nos encontraremos con unos desniveles rocosos de más de trescientos metros de altura a través de uno de cuyos desfiladeros, el siq, o pasadizo que nos conduce a la ciudad escondida de los nabateos, pasadizo que popularizó el cine en películas como la de Indiana Jones y su afamada "Ultima cruzada".El desfiladero fue tal vez una vía de purificación espiritual, un lugar donde encanta el ambiente de silencio, en el que se goza del frescor de la umbría y del aroma de las higueras que crecen entre la roca, y al que llegan cantos de alondras.
Lo primero que halla el viajero son los Djin Blocks, monumentos de forma cuadrada y de construcción nabatea, de función misteriosa. Pudiera tratarse de una tipología inusual de tumbas, aunque tampoco sería extraño que fueran construcciones en honor del dios nabateo Dushara, representado usualmente con forma geométrica.También vemos hasta un altar de sacrificios, sencillo, en medio del camino, y al lado de un pequeño habitáculo excavado en la roca, tal vez lugar del sacerdote o para almacén de elementos de culto.
Una vez dentro nos sorprenderá la colosal ciudad diseñada con manifestaciones helénicas, lo cual no es de sorprender si entendemos que el pueblo nabateo, aún siendo de origen árabe, se dejó influir de forma plena por el estilo arquitectónico y escultórico griego. La fachada del Templo es buena muestra de lo dicho.
Podemos ver la tumba de los obeliscos, coronada por cuatro de estos. Debajo de los obeliscos se observa un triclinio y en la parte inferior tres habitaciones que hacen sospechar que estuvieron destinadas a la organización de banquetes funerarios. La influencia de la arquitectura egipcia es evidente.
El Tesoro es el edificio más emblemático de la ciudad, ubicado estratégicamente en un espacio reducido y relativamente protegido de la intemperie, con un suave color rosado y una factura sumamente clasicista.El conjunto esta integrado por una fachada de dos niveles, la de abajo sostenida por seis columnas, y coronada por sendos obeliscos no finalizados. El interior es una sala funeraria cuadrada sin decoración actual alguna.A partir de este lugar el Siq varía en dirección noroeste, pasando ante otra sala sagrada, frente al Tesoro, donde debieron realizarse antaño funciones relativas a los enterramientos.
El viajero sigue adelante, hacia el corazón de Petra, por la calle de las Fachadas. Se trata de un denso conjunto de tumbas construidas por los nabateos en los farallones rocosos, con un evidente parentesco con el arte asirio. Se puede acceder fácilmente a ellas, y hay al menos una cuarentena, de estructura notablemente similar.
Si se continúa la dirección de la rambla, inmediatamente se halla el teatro.Los nabateos lo construyeron en el siglo I a de C. para un aforo de unos 4.000 espectadores. Lo hicieron al modo griego, más abierto hacia el exterior. Los romanos, tras la conquista de la ciudad, ampliaron el lugar para darle un aforo de 7.000 personas. Pero un terremoto lo dañó severamente en torno al 363 después de Cristo, y parte de la estructura se reutilizó en otras dotaciones.
También hay varias calzadas romanas cuyas ruinas permanecen bastante bien conservadas. La visita a Petra conlleva la visita a su Tesoro, el Propileum y el Monasterio en los que encontraremos de nuevo marcadas influencias griegas.
El desfiladero deja de serlo a la altura del teatro, y en la montaña de la parte opuesta aparecen unos inmensos enterramientos colectivos, los más grandes, denominados Tumbas Reales. (Tumba de la Urna,las de La Seda, la Corintia)
En torno a ella se amontonan restos de numerosos monumentos: el ninfeo, los mercados, el Palacio Real, los baños nabateos, y las puerta del Témenos. Cerca de la calle aparece, orgulloso, otro templo nabateo de considerables dimensiones, que se ha mantenido vigorosamente enhiesto hasta la actualidad. Los beduinos le llaman Templo de la Hija del Faraón, y está en proceso de restauración. Probablemente se trata de un gran lugar de culto, en honor del dios Dushara. Tienen sus muros 23 metros de altura y es un documento excepcional constructivo porque se trata de la única edificación nabatea no excavada en la piedra.
En la zona norte del decumanus abundan las ruinas. Entre ellas las de sendas iglesias bizantinas; el templo de los leones alados, dedicado a la diosa de la fertilidad, Atargatis, compañera de Dushara; los recintos amurallados y el Monasterio, muy parecido al Tesoro, aunque mayor. Es un magnífico edificio del siglo III a. C. y fue utilizado de iglesia en época bizantina, como atestiguan las cruces talladas en los muros.En todo el territorio de Petra y alrededores se pueden hacer recorridos distintos para conocer elementos adicionales, entre ellos los castillos de los cruzados.
Petra es un lugar muy bonito para visitar pero hay veces que el turismo no ayuda a estos lugares tan bonitos. Si no hubiera tanto turismo no creo que hubiera sido necesario poner cemento en el Siq. Aunque para mi gusto aun habiendo tantas visitas no creo que haya sido una muy buena idea.