Voy a poner un relato con el que terminó la exposición "De la calidad al conocimiento" Jose María Díaz-Pevida (Presidente del Club de Calidad), el jueves 10 de Noviembre . Ese día como ya dije se celebró del Día de la Calidad. Me pareció una forma original de terminar su intervención, hablando como dijo él de sentimientos:
Esta es la versión que puso él:
Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su vestimenta
o bien no conversa con quien no conoce.
Muere lentamente
quien evita una pasión y su remolino de emociones,
justamente estas que regresan el brillo
a los ojos y restauran los corazones destrozados.
Muere lentamente
quien no gira el volante cuando esta infeliz
con su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir
detrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos...
¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy! ¡Hazlo hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡NO TE IMPIDAS SER FELIZ!
Y esta es otra versión que encontre por internet:
Muere lentamente quien se transforma en esclavo
del hábito, repitiendo todos los días los mismos
trayectos, quien no cambia de marca, no arriesga vestir
un color nuevo y no le habla a quien no conoce.
Muere lentamente quien hace de la televisión su
gurú.
Muere lentamente quien evita una pasión, quien
prefiere el negro sobre blanco y los puntos sobre
las "íes" a un remolino de emociones, justamente las
que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los
bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando
está infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto
por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se
permite por lo menos una vez en la vida, huir de los
consejos sensatos.
Muere lentamente quien no viaja, quien no lee,
quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí
mismo.
Muere lentamente quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente, quien pasa los días quejándose
de su mala suerte o de la lluvia incesante.
Muere lentamente, quien abandona un proyecto
antes de iniciarlo, no preguntando de un asunto que
desconoce o no respondiendo cuando le indagan sobrealgo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando
siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor
que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que
conquistemos una espléndida felicidad.
Pablo Neruda