martes, julio 18, 2006

Otra forma de devorar el Quijote


Foto de la web de Sur Digital: CHEMA BARROSO

Hay algunos libros que por su calidad, su lectura es casi obligatoria para la gente a la que le guste devorar libros. El Quijote es uno de ellos. Todos los 23 de abril mucha gente se reune para devorar ese libro. Una obra de este tipo se disfruta con el oido y la vista si es uno quien lo lee. Ha ce poco varías personas se reunieron para devorar dicho libro. Pero, lo hicieron de una forma especial, no lo disfrutaron solo con la vista. Lo disfrutaron con en el sentido del gusto. Literalmente se lo comieron. Era un Quijote especial. La idea fue del cocinero Firo Vázquez.
Ese libro se imprimió a una cara en hojas hechas de harina de trigo. La tinta era tinta de calamar. Las hojas no sabían todas igual: unas con polvo de anchoa, otras con picante, ajo, azafrán, avellanas... las habían también dulces con sabor a caramelo o miel. Habría que ver cuantas hojas de harina se gastaron. Se usó una impresora normal, algo trucada eso sí para la ocasión. Las hojas de trigo supuestamente son bastante frágiles y bueno... si El Quijote escrito a doble cara ya es largo... imaginénse si se hace a una sola cara... ¿con qué fuente y a qué tamaño lo imprimirían? Lo unieron con algo muy dulce: palos de canela y tiras de regaliz negro.
Supongo que usted tampoco estuvo en Pekin. Nos perdimos esa oportunidad de disfrutar de esta curiosa obra de arte literaria. Si cree que no puede leerse el Quijote.. pruebe a comerselo... El cocinero que lo creo lo ofrece a sus clientes en su restaurante. Sería curioso ver a algún comensale entusiasmado leyendo el trocito de Quijote que le tocó. ¿alguno repetirá para saber como sigue le texto?