lunes, marzo 01, 2010

y de regalo, para beber, albóndigas




Os voy a comentar una oferta, aunque sea a toro pasado que me llamó poderosamente la atención. En estos momentos de crisis, nunca viene mal una generosa oferta. Os dejo la imagen con la susodicha:
oferta
¡¿y cómo no nos avisaste antes?! Seguramente os preguntaréis algunos. Sabías que daban dos, nada menos que dos albóndigas de pollo y... ¿no dijiste nada? Lo sé, lo sé, tenía que haber compartir una oferta tan generosa. Mea culpa. Yo tampoco fui a comprarla, sinceramente no habría sido capaz de escoger esas dos albóndigas extra. Tamaña decisión no es tan sencilla de tomar así en un pequeño lapso de tiempo. Ya sabéis, si alguna vez tenéis invitados y queréis ser unos buenos anfitriones. Le regaláis dos albóndigas de más y quedáis como reyes. Será por albóndigas. 

3 comentarios:

jesus dijo...

Y encima pone, existencias limitadas, no sé si por las albóndigas o porque el tio es optimista y cree que las va a vender todas.

Hay que ver, se va uno de puente y se queda de un atrasado que pa qué. Tendrías que dedicar una serie de citas célebres específicas al bueno de Humphrey.

Marcos Callau dijo...

Hecho de menos las de mi abuela... ¡Eso eran albóndigas!.

Motime dijo...

Jesús, no pensarías que iban a tener a alguien haciendo albóndigas todo el rato. Semejante oferta tiene que tener un límite para así hacerla más elitista.
Las abuelas y las madres siempre suelen hacer siempre mejor que los demás todo aquello que hacen. Seguro que estaban muy ricas.