miércoles, diciembre 08, 2010

Una constitución de Reyes.

Por estas fechas, ya llevamos unos cuantos días con cierto ambiente navideño. O por lo menos con esas cosas que, dentro de este ambiente de crispación y crisis nos recuerda su cercanía. En ese grupo de señales podemos encontrar: adornos navideños en escaparates de los centros comerciales, luces navideñas de diferentes formas en los susodichos y ya también adornando las calles de nuestras ciudades. Eso sí, las anteriores todavía están apagadas y solamente lucen aquellas que adornan las casas de los ciudadanos. Junto a dichas luces, en esas fachadas podemos observar un ejército de Santa Claus y reyes magos. Si volvemos a los centros comerciales, podremos ya comprar, si es que nos falta alguno, más adornos navideños y por supuesto dulces, muchos dulces. Glorias, trufas, mazapanes, hojaldrados, polvorones.. y sobre todo turrones. Donde antes solamente teníamos sota, caballo y rey (duro, blando y de chocolate crujiente), ahora se abre ante nosotros un mundo lleno de sabores. Y, aquí servidora está encantada con tanta variedad.   Siguiendo con el tema de los dulces, el otro día no me pude creer lo que veían mis ojos. Y no era un nuevo tipo de dulce, un nuevo sabor o algo así: Se trababa de algo que todos conocemos. Un dulce de lo más tradicional: roscones de reyes. Tiene su guasa que todavía no terminado el puente de la constitución y ya tengamos el dulce que pone punto final a la navidad. Todavía nos quedan muchas cosas por vivir: el día donde todos recordamos que la salud es lo más importante, el día donde los empachos hace que la noche no sea tan buena. Todavía tienen algunos que pensar las bromas que van a gastar o las que van a sufrir y  la gente tendrá que entrenarse para no atragantarse como todos los años con las uvas. Y, que conste que a mi me gusta comer dulces navideños fuera de su tiempo. ¿quién se puede aguantar a no comer un trocito de alguna tableta de turrón comprada? Un trocito hoy, un trocito mañana... Pero vamos, lo del roscón me parece un poco más extraño. Oye.. a lo mejor tendríamos que inventarnos el término roscón del puente o roscón constitucional. Quién sabe, a lo mejor tenía su tirón. 

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